Ebook Comonfort. Una crónica visual

Por José Omar Tinajero Morales
Diplomado en Integridad Web y especialista en Iconografía y Marketing de Ciudades

Hablar de Comonfort, Guanajuato, es recordar mi niñez y mi juventud.  Mi familia llegó alrededor de 1975, construyendo una casa en la esquina del callejón del Giro y  la calle Melchor Ocampo, que fuera el Camino Real de Tierra Adentro. Desde entonces hemos tenido presencia, le preguntaba a mi papá que por qué había escogido a Comonfort y me comentaba que se parecía mucho al pueblo donde nació Chupícuaro, Guanajuato, que había quedado bajo las aguas de la Presa Solís. Que curioso el tiempo nos mostró que hace muchos siglos la cultura Chupícuaro había hecho lo mismo se trasladó de la región Acámbaro - Jerécuaro  a Chamacuero, como lo muestran las investigaciones arqueológicas en Orduña/Los Morales y ahora en el Cerro de Los Remedios.

Me acuerdo que en los años 70, las calles todavía eran de tepetate y había muchas casas de adobe que habían sido abandonadas. Nos ibamos las noche a  tomar atole y tamales   en la plaza principal cerca de la iglesia de San Francisco. Comprabamos revistas y periódicos al lado de lo que hoy es la posada Chamacuero y nos poníamos a leer la Familia Burrón en la plaza 5 de Febrero. Obviamente las nieves siempre han  sido de nuestro agrado, igual que los esquimos y los refrescos en bolsita.

Los año 80 fueron de gran esplendor en mi relación con Comonfort, ibamos al mercado que en esa época era muy bonito lleno de frutas y sus gorditas de maíz. Tomabamos unos esquimos deliciosos, hoy me da tristeza ver el mercado. La crisis del mercado se dio cuando se hizo un tianguis permanente en la plaza que  no dejaba ver ni la iglesia.

Uno de los ritos que teníamos era pasar el puente de madera que servía para llegar a las huertas, todavía el aguacate y la lima eran distintivos de Comonfort.

La Semana Santa y la Navidad siempre nos llamaron la atención de su forma de conmemorar en Comonfort. En los años 90 me acuerdo como iba a platicar al museo con don Toño Yerbabuena sobre la historia de Comonfort. En esa década era muy común ver nuevos negocios que se abrieron gracias al ahorro de las personas que se había ido trabajar a Estados Unidos, eso le empezó dar mucha vitalidad al municipio, ya no se tenía que ir por todo a Celaya o a San Miguel, lo que le dio a Comonfort, cierta autonomía.

Todavía hice el viaje en tren de Buenavista en la ciudad de México a Comonfort, era toda una experiencia en cada poblado que llegabamos se subian personas a vender los productos de sus comunidades.  

En 1999 escribí el libro El barroco en Chamacuero, Guanajuato, donde hice el análisis de cada una de las imágenes de los altares y retablos de las principales iglesias de Comonfort.  Que rápido se pasa el tiempo, este año el libro está cumpliendo 20 años de haber salido a la luz.

Ahora siempre que podemos regresamos a Comonfort  y disfrutamos de su espacio y de nuestros recuerdos. Agradezco al Ing. José Luis Revilla el permitirme apoyar al Comité Comonfort  Pueblo Mágico en lo referente al marketing turístico y digital. 

Como fruto de todas esas experiencias ahora presentamos el ebook Comonfort. Una crónica visual que puedes descargar de manera gratuita en el siguiente link:

https://comitecomonfortmagico.jimdofree.com/contacto/


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